Los dos meses de verano no fueron nada más que un lapsus en una nube, dos meses encerrada en una burbuja de tiempo-espacio que es un tanto difícil de describir... la gente le llama Vacaciones, yo no, las vacaciones fueron los paseos, las salidas, las amanecidas en la calle, los encuentros fugaces, las risas, las nuevas amistades... Pero como definir el estado mental que se mete en nuestras cabezas
(en la mía) durante esas semanas, inexplicable, tanta barbaridad junta, mi Dios! las cuatro paredes de la habitación, junto con la cama, las horas de comer, levantarse, dormir... el maldito sol, entre otros, nos internan en una
dimensión desconocida que recién en
marzo puedo analizar y hacer un balance de lo que pasó... las cuatro paredes se hacían eternas, casi no derrumbables, tal como las ideas en la cabeza.
Gracias al cielo,
LLEGA MARZO, junto con él... horarios, rutinas, comidas medidas, universidad, gente hermosa que no viste día a día, hora tras hora... que te hace salir inmediatamente de ese estado inhumano llamado erróneamente vacación.
La.
Gracias Rutina por existir!