Porqué elegí el blog y no otra cosa

Vine aquí porque últimamente me siento demasiado expuesta y poco valorada en redes sociales, donde "todos son amigos de todos" pero al final en la realidad ni tu mejor amigo te pesca. Con cueva te dan me gusta a una publicación que subiste con tanto esmero porque encontraste interesante de compartir y podría servir a tus +200 amigos, pero que al final de los 200 el único que le dio MG fue el tipo me maneja el perfil del sushi del barrio. Con ese ejemplo queda claro, que no estoy NI AHÍ con compartir mi mundo interior en una plataforma en que a nadie le interesa el otro y se miran el ombligo (por último aquí estoy sola, nadie lee, pero no me expongo a quedar en el olvido del MG de un Sushi de barrio ni a un inquisidor dedito para arriba de algún amiguito)
Estoy aquí, porque quiero liberarme, quiero expresar lo que me gusta y lo que no, lo que siento y lo que me pasa día a día. No busco aprobación ni comprensión de nadie, sólo quiero sacar afuera lo que ni en la calle ni en la casa ni en facebook ni whatsapp están dispuestos a escuchar: LO QUE SOY

Es cierto, ya han pasado 6 años de la última vez que escribí, es más... han pasado 7 a 8 años de cuando este lugar era un sitio activo en donde a diario publicaba y tenía un espacio rico y acogedor en donde acurrucarme cuando estaba feliz, triste o sentía rabia. Por eso estoy aquí, porque por 7 años vacié mi alma, me llené de cosas banales... dejando de lado mi esencia, tratando de contentar a todos y seguir a la masa (como cuando dejé esto tirado por irme al feis) de reirme con lo inmediato de un meme y llenar de MG un perfil de algún amigo que nunca más vi en persona.

Tengo mucho que contar, ha pasado muuuucha agua bajo el puente, creo que no soy tan loquilla como antes y me he transformado en algo más serio, creo que el tiempo me ha hecho crecer a la fuerza, porque bien adentro en mi alma soy una pendeja que sólo quiero reír y disfrutar de los buenos momentos, pero la amargura y el estrés de la vejez (no mentira, nunca tan vieja) madurez, me han hecho apagar la luz que me iluminaba, olvidando un poco la esencia y la magia de solo vivir. También he aprendido y conocido un mundo que jamás entendí, que es lo que realmente vine a contar.

Cariños,

Dani